Himmler , Alfred Rosenberg eran grandes aficionados al ocultismo y el contacto con Adolf Hitler hizo pasar el límite entre la afición y casi la profesionalidad dentro del terreno ocultista. El mismo Hitler era un amante de la astrología, de la mitología, de la mística medieval, de las reliquias, del yoga, además contaba cerca de él con la presencia del denominado «Mago de los Guantes Verdes», de Erik Hanussen, que inició al dictador alemán en todas las prácticas ocultas y secretas, no es fabulación, es un hecho contrastado y documentado. Alemania estaba en manos de un puñado de ocultistas que creían que tenían una misión mayor,una misión que implicaba a la nación germana, y esas creencias influyeron de forma decisiva en el futuro y en las decisiones que se iban a tomar.
Desde que Hitler entra en contacto con el Partido Nacionalsocialista pone de manifiesto aquellos principios en los que creía, desde su particular visión de la mitología acomodada a los tiempos que corrían hasta la más rabiosa tradición ocultista.
Quizás en todo ello tuvo un peso decisivo la Sociedad Thule, una sociedad «secreta» creada por Rudolf von Sebottendorff, de claro carácter esotérico y de ideología antisemita, anticomunista, y racista que tan bien se relacionaba con la ideología del propio Adolf Hitler y que sintió fascinación por la concordancia de ideas existente entre ambos. La Sociedad Thule sería la raíz de toda la cosmogonía nazi, su raíz espiritual y entre los que iban a contar como miembros al propio Hitler, Rudolf Hess, Heinrich Himmler, Dietrich Eckart, Gottfried Feder o Alfred Rosenberg.
Cuando el partido nazi sube al poder son prohibidos y eliminados todos los grupos de carácter esotérico, menos la Sociedad Thule. Se prohíbe la masonería, penando a los masones con su confinamiento en campos de concentración. Se cierra la Sociedad Teosófica de Alemania , se prohíbe el asociasonismo esotérico u ocultista, se persiguió a los miembros de los grupos neopaganos Ásatru al negarse a jurar lealtad al nazismo, con lo que ello implicaba: ritos religiosos, liturgia mística, adoración a Hitler.
Curiosamente se permitió el culto budista dentro de territorio alemán, tal vez por que los nazis buscaban a la raza aria en sus continuas expediciones al Tíbet, ejemplo de ello es el Congreso budista europeo celebrado en 1933 en Berlín. Entre tanto Himmler organizaba expediciones al Tíbet en busca de la raza aria. La Ahnenerbe (Herencia de los Ancestros) investigaría en el castigado enclave entre 1931 y 1939 a las órdenes del biólogo Ernst Schafer.
Dentro del Partido Nazi se creía en el poder de las reliquias, no pertenece a una ficción cinematográfica que buscaran relíquias por todo el mundo: el Arca de la Alianza, la Vara de Moisés o el Santo Grial fueron objetos codiciados por los Nazis. Del Santo Grial se decía tenía poderes sobrenaturales, al igual que la Lanza de Longinos, afirmándose que quien bebiera de esa copa podría curarse de cualquier enfermedad que tuviera , incluso llego a afirmarse que la persona que bebiera de la misma lograría la inmortalidad. El investigador Otto Rahn, a la sazón miembro de las SS, lo buscó con afán en Montsegur (Francia) o en Montserrat (Cataluña) el 23 de octubre de 1940 contando con el apoyo del mismo Himmler. De hecho al morir Otto Rahn se distribuyeron ejemplares de su obra «La corte de Lucifer» entre los miembros de las SS de más alta graduación.
Pero también los nazis practicaron otros campos del esoterismo como el espiritismo, la doctrina de Allan Kardec que tanto se popularizó por la Inglaterra victoriana del siglo XIX, también el mesmerismo (magnetismo), las runas, la astrología….
Hitler se entregaba en intensas sesiones de magia negra, de hipnotismo, decían que para influir en las masas, en el pueblo.
En sus emblemas se denotaba mucha de esa simbología y creencias, las esvástica o cruz gamada, símbolo usado durante siglos, por todo el mundo y por diferentes culturas. La esvástica se convirtió en el emblema de la Alemania nazi en el año 1920 y fue dibujada en color negro sobre un círculo blanco rodeado por un fondo de color rojo. La esvástica con la particularidad de estar invertida..La cruz alemana tenía un claro simbolismo en otras culturas, representaba:
- La Eternidad.
- Los cuatro elementos (Fuego, Agua, Viento y Tierra).
- El Sol y su poder creador.
- Símbolo de la Buena Suerte.
Sin embargo, en los tiempos de la Alemania Nazi, la esvástica, cruz de origen hindú que representaba el movimiento del Sol, al estar invertida transformaba lo positivo en negativo, los ideales del nazismo, y de la superioridad de la raza aria; En la actualidad, la esvástica se considera un símbolo nazi, y está prohibido su uso en algunos países.
Así, cada vez que había un acto público multitudinario, en la puesta en escena de las SS con sus negros uniformes y sus calaveras plateadas, mas los gallardetes nazis y todos sus emblemas, había toda una parafernalia esotérica oculta en la cual creían firmemente los jerarcas del partido nazi. No temían a una contienda bélica, creían que el apoyo del pueblo más el apoyo de lo inmaterial, de sus creencias esotéricas, derrotarían al enemigo.
La Segunda Guerra Mundial está llena de referencias mágicas y esotéricas por ambos bandos. Los aliados, por su parte, con Churchill al frente (masón), dicen que deben su triunfo en la contienda a los desvelos del mayor mago del siglo XX Aleister Crowley.
La Victoria, sin embargo, no fue fruto de las bombas atómicas, ni de la garra del ejército rojo, ni del crudo invierno, sino de las artes ocultistas del mago inglés Aleister Crowley, que pasó de ser «La Gran Bestia» a liberar Europa del horror nazi.
Consciente del peligro nazi, con el tiempo Crowley abandonó su apatía y comenzó a tomar partido en la guerra. En 1939 escribió el poema propagandístico England, stand fast!, que posteriormente incorporaría a una obra más ambiciosa titulada Thumbs up! Pero su mayor aportación fue el establecimiento de la «V» como símbolo de la Victoria , en consecuencia, único elemento capaz de parar a Hitler en el campo esotérico.
Entre otros muchos razonamientos, Crowley pensaba que la «V» era la letra capaz de trabar las aspas de la esvástica y detenerla. Así se lo hizo saber a Winston Churchill quien, a partir de entonces, aparecería en infinidad de fotografías haciendo la V de la victoria. Lo demás es historia. La esvástica dejó de girar y los aliados vencieron la II Guerra Mundial.
Es bien conocida la historia de Louis de Wohl, astrólogo que se negó a trabajar para los nazis, y que logró convencer a los ingleses de que la guerra astrológica era una necesidad, ya que al poder calcular lo que los astrólogos de Hitler le aconsejaban hacer, los británicos podrían adelantarse a sus movimientos.
A su vez, Churchill, masón inglés y muy amigo y hasta dicen que discípulo de dos grandes ocultistas ingleses de la época Blunt y Lytton, que utilizaban la Magia para hacer sus vidas más fáciles y poder llegar a poderes establecidos de la manera más corta. Diversos autores han hablado extensamente de esta visión maniquea de la Segunda Guerra Mundial como un conflicto entre La Luz y las tinieblas.
Buenísimo el articulo. Saludos.
Muchas Gracias